Beth Warren, residente en Birmingham (centro de
Inglaterra), ha llevado ante la Justicia a la Autoridad de Fertilización
Humana y Embriología británica (HFEA), que ha establecido que el
esperma de su esposo, Warren Brewer, se destruirá en abril de 2015 si
ella no decide antes utilizarlo para tratar de concebir un hijo.
Brewer, instructor de esquí, murió a los 32 años
por un tumor cerebral y dispuso antes de recibir tratamiento contra el
cáncer que su esperma debía ser conservado para que su esposa pudiera
utilizarlo una vez fallecido.
Las autoridades británicas comunicaron primero a
la mujer que el consentimiento de su marido no podía extenderse más allá
de abril de 2013, si bien más tarde concedieron dos prórrogas que
alargaron durante dos años esa fecha límite.
"No puedo tomar esa decisión ahora, necesito más
tiempo para rehacer mi vida", afirmó Warren, que semanas antes de la
muerte de su marido perdió a su hermano en un accidente de circulación.
"Tener a un hijo que nunca conocerá a su padre es
una decisión enorme. Quizás nunca siga adelante con el tratamiento, pero
quiero conservar la libertad de poder decidir una vez haya superado el
duelo", explicó la mujer.
Su abogado, James Lawoford, señaló por su parte
que la ley de 2009 que regula en el Reino Unido la reproducción asistida
ha creado "injusticias" como el caso de Warren, que será juzgado por el
Tribunal Superior de Londres en una fecha por determinar de 2014.
"El sentido común dicta que debería disponer del
tiempo suficiente para recuperarse de la pérdida de su marido y su
hermano, y no ser forzada para tomar una decisión tan importante sobre
su reproducción en este punto de su vida", sostuvo el letrado.
En el escrito que ha dirigido al tribunal, Warren
señala que es "consciente de que quizás decida no utilizar las muestras
que están almacenadas".
"Podría conocer a alguien en el futuro y elegir
tener una familia con él. No sé qué ocurrirá en el futuro, pero me
gustaría dejar la opción abierta a poder alumbrar al hijo de mi marido,
como sé que a él le hubiera gustado", argumentó.
La HFEA, por su parte, afirmó que "comprende
perfectamente a la señora Warren y las trágicas circunstancias en las
que se encuentra".
"Hemos dialogado con sus abogados durante cierto
tiempo y cada vez que se nos ha presentado nueva información hemos
reconsiderado la situación legal del modo más responsable posible",
apuntó la Autoridad de Fertilización Humana y Embriología.
"Con todo, la ley sobre conservación de gametos es
clara y la HFEA no tiene la facultad de alargar el periodo de
almacenaje más allá del consentimiento que dejó por escrito su marido",
señala el regulador.
En otro caso judicial contra la HFEA, en 1997, la
Justicia británica falló a favor de Diane Blood, que recibió el visto
bueno para utilizar esperma extraído de su marido en coma para concebir
hijos. EFE
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